Crónica de una Unción
Datos de Interés.
Ubicación: Izalco. |
Datación: Siglo XX. |
Fiesta: Viernes Santo. |

El patrimonio devocional de los izalqueños en Cuaresma y Semana Santa es una de las facetas que, a pesar del devenir de los tiempos aún goza de mucho arraigo. Y es que, llegada la época tan esperada el pueblo se regocija porque lo que tanto se espera, por fin ha llegado. Y no es para menos, las santas tradiciones cobran vida. Pero a pesar de que la participación es de fuerte presencia, mucho se ignora en cuanto a la riqueza que se vive al interior de las Hermandades de Pasión. Para el caso particular, la Hermandad del Santo Entierro de Cristo posee dentro de su gran patrimonio, muchas tradiciones que pasan desapercibidas o son desconocidas. Hoy, narramos sobre un acontecimiento que cada Viernes Santo tiene vital importancia en el quehacer religioso y tradicional dentro de sus actividades.
Es Viernes Santo; ya el pueblo junto a las Sacras Imágenes de la Pasión realiza el Santo Vía Crucis; mientras tanto, al interior del Templo Parroquial de Nuestra Señora de los Dolores, hay mucho movimiento y entusiasmo: Grupos de Socios especialmente convocados, realizan la “Colocación de la Santa Cruz" otros, acomodan y preparan la Santa Urna. Pero sobresale, ante todo un grupo de personeros de la Hermandad quienes esperan la llegada de algunos Socios longevos y meritorios quienes, tras convocatoria muy especial este día tendrán el gran Honor de "limpiar" al Señor. Llegan a la cita tal cual manda la tradición y prestos se dirigen a la Sacristía del Templo Parroquial, donde la Consagrada Imagen del Señor del Descendimiento yace en un lugar especial, esperando a sus devotos para que se realice este acto de fe, lleno de misticismo y gran significado devocional.
Una vez reunidos, se cierran las puertas para lograr el ambiente adecuado y de recogimiento; todos se preparan para realizar su misión; hay silencio, oración, formalidad y, ante todo, mucha devoción ante la Imagen de sus amores. En 2015 fue la oportunidad para los hermanos Ex Presidente de la Hermandad Rafael Alfredo Méndez, Alfredo Rugamas, Francisco Cuahuit, Mauricio Alarcia y Mauricio Rodríguez, son los izalqueños que han de tener el privilegio muy acertadamente ganado, según el criterio de la Junta directiva; sus méritos y muchos años de servicio al Señor los ha traído este día a esta hora, para realizar este acto de fe. Se colocan en su lugar respectivo, toman sendas cantidades de algodón y con sus oraciones y corazones abiertos, ojos llorosos y mucho recogimiento espiritual, con sus manos temblorosas por su mucha emoción, pasan sutilmente y con toda la delicadeza requerida, el material sobre la Imagen Sacra. Se oyen palabras suaves, otros sollozan rezos con mucho fervor. Un Socio Directivo a cargo, dirige y supervisa la operación.
No hay ninguna parte de la Imagen que no sea atendida primorosamente y como todo asunto de fe, hay que decir que, a partir de ese momento, ese algodón antes impuro y que hoy ha acariciado al Señor, se convierte en un nexo entre Él y nosotros. Se ha convertido en una joya devocional que todos los devotos atesoran y anhelan tener. Terminada esta fase, se cubre al Señor con la “Sábana Santa" como manda la tradición y luego se procede a perfumar el ahora “Algodón Sacro” y ha de colocarse en depósitos especiales para su repartición a los Socios y pueblo en general, durante el recorrido procesional del Santo Entierro de Cristo. Una vez recibida la presea, el pueblo lo emplea de muchas maneras. Muchos izalqueños los portan en sus cosas personales durante todo el año para recibir la protección del Señor; las abuelitas los colocan en un lugar especial dentro de los roperos, para que así cuando hay un enfermo en casa, de inmediato sea utilizado como auxilio divino.
Pero nos quedaríamos cortos de contenido sin conocer la vivencia de viva voz, el sentir de alguien muy especial dentro de la Hermandad y que muy
merecidamente tuvo el privilegio de preparar al Señor, previo acto de “la Enclavación”. Así que de inmediato abordamos a Rafael Alfredo Méndez, quien
además fungió como Socio Directivo por más de 30 años:
"Esto de la limpieza del Señor es una tradición de años; desde que yo sé, se hace desde allá por 1949. Y es un asunto serio que requiere toda la
formalidad del caso; a las 8 de la mañana en punto, uno debe estar presente. Fíjese que antes, sólo se nombraban unos tres Socios para esto. Se
limpiaba a la Imagen con algodón mojado mezclado con un aceite especial; Juan Campos, era el encargado de conseguir y preparar este aceite, pero
la Imagen se estaba dañando y por eso se decidió hacerlo como hasta ahora, únicamente con algodón seco. En esto de la limpieza del Señor hay bastante
historia que contar; recuerdo que cuando ya se había hecho la limpieza, se cubría al Señor con un mantel, pero eso no me tenía a gusto y me fui para
donde la Niña Julia Marroquín para pedirle la donación de una "Sábana Santa”, ya especial para esto.
Ella como siempre muy dispuesta hizo la donación; esta sábana es la que hasta hoy se ocupa. Tanta era la devoción de la Niña Julia, que ella se encargaba de guardar y cuidar la sábana y el fajón del Señor y los devolvía llegadas las fechas y luego retornaban a ella. El perfume del algodón, lo regalan los devotos y no se pide como atributo, le gente dadivosa se ofrece siempre. Le voy a decir que este algodón ya preparado no es cualquier cosa, yo mismo le doy fe que cuando he tenido un mi dolor, me lo paso por donde me duele y "santo remedio". Pero como esta fe es de muchos acá en el pueblo, le aseguro que no sólo a mí me ha ayudado. Una vez, Toño Zepeda tenía bien grave a un su sobrino y me pidió un poquito de algodón para irle a hacer una oración a su enfermo; pero ya había pasado la Semana Santa y yo no tenía para regalarle.
Y como uno siente el compromiso de ayudar, le dije que nos fuéramos para la iglesia y pasamos comprando una bolsita de algodón y con el permiso de Él, se lo pasamos así seco y se lo llevó. Al tiempo, volví a ver a Toño y le pregunté por el sobrino y muy entusiasmado me dijo que había sido algo maravilloso y muy milagroso. Por eso, se le da a los Socios y al pueblo; desde niño recuerdo que ya se daba. Hay tantas historias, como la del finado Pedro Canales ya que sólo él le podía hacer el nudo al Señor cuando ya estaba crucificado. Para mí, el Señor del Descendimiento es la imagen de mis amores, hoy que formo parte de la limpieza el Viernes Santo en la mañana, siento un gran respeto, le pido permiso para poderlo tocar. Pido sus bendiciones, me invade una gran emoción y si Dios y la Directiva me lo permiten, seguiré haciéndolo".
Sus palabras lo dicen todo; tanto año de servicio, tanta entrega, tanta devoción. Cuando las cosas se hacen con amor, todo es bien hecho y Alfredo Méndez era muestra de ello; y, es que así somos los izalqueños, sencillos de corazón y fieles a nuestras santas tradiciones.
Dedicado a Rafael Alfredo Méndez Juárez, por sus más de treinta años de entrega, servicio y devoción a su Señor del Descendimiento.
Descanse en Paz.