Las Centenaria Procesión de los Cristos

Datos de Interés.

Ubicación: Izalco.
Datación: ¿Siglo XVIII?
Fiesta: Jueves-Viernes Santo.

Es Jueves Santo. Estamos en Izalco y llegadas las 2 de la tarde, suenan las matracas y de distintas partes del pueblo, indígenas con sus cristos a cuestas hacen acto de presencia en el Templo de Jesús Nazareno, previa Procesión que, salvo pocas excepciones, ha de realizarse bajo el imperioso sol y el calor sofocante muy propio de la época. Respecto a este Cortejo Procesional, lamentablemente no se tienen datos concretos de su nacimiento y razón de ser debido a sus características únicas. Esta expresión patrimonial ha sido y seguirá siendo objeto de muchas interpretaciones. Sabemos que la Hermandad de Jesús Nazareno de Izalco no es la única Asociación de Pasión, que los Jueves Santo realiza un Cortejo Procesional caracterizado por crucificados adornados con flores, palmas de coyol y corozo. En el Altiplano guatemalteco, se han observado procesiones muy similares, destacando San Cristóbal Totonicapán. Como tampoco es algo único de Izalco que consecuentemente no se "respete" la tradición de la Iglesia, en el sentido que Jueves Santo, es el día de la Institución de la Eucaristía y por ende, no ha de procesionarse a ningún Nazareno, sino que a la media noche debe realizarse La Procesión del Silencio, con la idea de conmemorar el momento de la captura de Cristo en el Monte de los Olivos, previa Sentencia.

Ejemplo de ello, es la Capital de Guatemala donde destaca la procesión de Jesús de Candelaria y la de San Cristóbal El Bajo, por su parte en la Ciudad de Antigua -curiosamente ambas Hermandades con orígenes indígenas- y en nuestro país, Izalco sobresale a nivel nacional con esta "Procesión de los Cristos" de corte igualmente indígena. Pero para el caso izalqueño, a diferencia de los 2 ejemplos del vecino país ya citados, son los 11 crucificados los que encabezan la actividad de 16 horas de duración y dan el sentido muy particular a esta expresión. Hay que agregar que, en México específicamente en la ciudad de Taxco, Estado de Guerrero, también en Jueves Santo se realiza una actividad relativamente parecida a la nuestra, donde serán muchos crucificados representantes de distintos barrios, los que han de ser procesionados, mientras que, para nuestro caso estos representan a distintas Mesas Altares del pueblo. Debemos ser enfáticos en que nuestra procesión no es única en América, mucho menos a nivel mundial, como se puede pensar. La Procesión de los Cristos orgullosamente es única a nivel de nacional. Centrándonos en el caso izalqueño, se ha planteado que esta procesión es una manifestación sincrética de la religión maya con la cristiana, por el hecho de atribuir que los adornos de los cristos, tanto como su número, encierran un significado símil con la cosmovisión de nuestros ancestros. A pesar de estas coincidencias, hay discrepancias entre lo que se dice o se ha escrito habiendo muchos vacíos que cubrirse. Sobresale en este tipo de ideas Tito Bernardo Velásquez, quien en un artículo publicado por él donde titula: “La Procesión de Los Cristos (Una Procesión Maya)”, aseguraba: “Se trata de una procesión típicamente maya, aun cuando en ella se lleven imágenes católicas y se conmemore la Tragedia del Gólgota”. Sic

Y acá vemos cómo Velásquez, se basa efectivamente en la idea de nuestros pueblos en cuanto al significado de la Cruz y cómo con la llegada de los españoles ha llegado a sincretizarse. En la temática, Carlos Leiva Cea, oriundo de Izalco en su excepcional: "El Rostro del Sincretismo", va más allá teorizando que Jesús Nazareno: “es la interpretación del héroe cultural Cristo-Tezcatlipoca, quien es el único capaz de realizar los pasos del Cielo nahua”, refiriéndose con ello a 13 pasos que, según él están representados en los Cristos y cree que todos ellos junto al Nazareno, suman esa cifra. Además, explica que antaño la Cruz procesional del Señor, era adornada de forma similar a los crucificados para armonizar el conjunto. Apunta Leiva Cea: “Es de lamentar, sin embargo, que de este aporte singular, hayan desaparecido las flores de corozo y las palmas de coyol, que todavía a principios de los años sesenta del siglo pasado adornaron su cruz, como desaparecieron del recorrido procesional tres o cuatro crucifijos, igualmente adornados con corozo y coyol, con lo que vino a destruirse, la cifra mágica de trece”. Sic

Este último dato lo tomó de su informante Abraham Arévalo Masin, agregando que la Cruz de Jesús Nazareno, también llevaba veranera y flores de pascua del mismo modo que el palio. En cuanto al hecho del corozo y coyol en su Cruz, esto no ha sido avalado por informantes nuestros, incluso Ex Presidentes de la Hermandad que fungieron en esa época, aseguraron que nunca la Cruz ni el Palio fueron adornados así. Solo José Dolores Elas, titubeante dijo no estar seguro de esto; pero, sí es destacable que Leiva Cea dé una razón clara del porqué de los adornos en los Cristos: “Remitiéndonos a tradiciones sincréticas, como la de los Izalcos de Ataco y la t´zutuhil de Santiago Atitlán, respecto a que Cristo se escondió, fue capturado y (más que probablemente) muerto en el corozal, crucificado sobre una palmera de corozo, resulta natural observar que tales cruces sean exornadas con dichas flores y palmas”. Sic
Explicación a nuestro criterio, aceptable. Por su parte, Tito Velásquez también basa su explicación de la procesión en el número 13 Maya ya que, según él 11 Cristos sumados a la Santa Cruz y El Nazareno, llegan a esa cifra. Y agregaba: “Las Cofradías, como ya dijimos son 14; pero en las últimas décadas del siglo pasado y primeras del presente, los indígenas llevaban 11 de sus Cristos a la procesión”. Sic

Luego de corroborar información encontramos que hay problema: sostenía que son 14 cofradías, pero no especifica si esas para él eran las que participaban en la procesión o si 14, eran el total del conglomerado en Izalco; en ambos casos, el dato no es correcto. Por otro lado, al decir “llevaban 11 de sus Cristos”, da a entender que había más Crucificados, lo que tampoco resulta cierto. Mientras tanto, el Prof. Calvo Pacheco, hablando de la Procesión, daba otra cifra: “Las Comisiones de los Nueve Cristos de Cofradías participan en los rituales de procesión”. Sic
En esto también hay error, porque no son 9 cofradías las que poseen cristo en la realidad, sino 11. Como dato adicional, apuntamos que la tradición en sus principios consistía en que cada Mayordomo cargara su cristo respectivo durante el recorrido, haciéndose acompañar de los cofrades respectivos, quienes acompañaban con grandes velas de cera encendidas durante las horas nocturnas, a fin de "velar" a su crucificado respectivo. Actualmente no necesariamente las autoridades de las Mesas Altares son las que procesionan a sus Imágenes. Los Cristos actuales “muy probablemente” no son los originales, ya que por el paso del tiempo lo más seguro es que se hayan deteriorado y se hicieran sustituciones; esto último es muy difícil comprobarlo a simple vista, ya que casi todos están desmesuradamente repintados; sólo haciendo la restauración adecuada, se podría tener más criterio.

Tito Velásquez aseguraba que hasta los años cuarenta del siglo pasado, los cristos y sus insignias, llevaban cierto orden en la Procesión: “Adelante, uno solo de los Cristos, luego seguía un grupo de 3 y cerraba los escalones un grupo de 7... Detrás de los Cristos iba la Imagen de Jesús Nazareno, y detrás de esta la de San Nicolasito, que nada tenía que ver en la Semana Santa, pero que los izalqueños sacaban en las procesiones porque era el Santo Patrono del Pueblo”. Sic
Estos últimos datos, no han sido aprobados por Ex Presidentes de la HJN, ni por ancianos a quienes hemos hecho la consulta; tampoco aceptan que San Nicolasito, haya sido Patrono de Izalco, caso contrario, de haberlo sido entonces ahí tenemos el porqué de su participación en el cortejo. Teresa Musto, Ex Mayordoma de San Nicolás de Tolentino, aporta su explicación muy simpática: "San Nicolasito va a la Procesión porque Él con su lazo va arriando a los que por el desvelo se van quedando atrás y no se duerman". Y, más de algún Mayordomo ha dicho que son 12 cristos los que van a la procesión, porque representan a 12 los Apóstoles del Señor. Esto desde luego habría que sustentarlo, pero más bien parece una explicación a la ligera, ante la nula información científicamente documentada que se tiene al respecto.

En cuanto a su número e identificación, los cristos existentes y que actualmente -salvo casos donde por razones varias no los vemos formando parte de la procesión-, asisten a la cita cada Jueves Santo son los de las siguientes cofradías:
1. Santa Veracruz (perdido en un incendio en 1876, y que según Alfredo Calvo afirmaba ha sido sustituido por la Santa Cruz de Mayo).
2. Santa Bárbara (actualmente ubicado en el cantón Los Tunalmiles).
3. Virgen de Belén.
4. Nuestra Señora de los Dolores.
5. San Juan Bautista.
6. Virgen de Los Remedios.
7. San Sebastián.
8. San Gregorio Magno.
9. Santa Teresa de Jesús 10. Santa Lucía.
11. Santa Rosa de Lima.
12. San Nicolás de Tolentino.

En los últimos años, se sumó un cristo de manufactura reciente: el del Niño Dios de los Santos Inocentes, que a todas luces rompió la cifra tradicional y que tanto dio a interpretaciones como hemos visto. En torno al cristo de la Cofradía de la Santa Veracruz, hay un par de datos muy dignos a considerar: María de Baratta, estudiosa de los asuntos indígenas y quien visitara Izalco a principios del siglo pasado anotaba: “El pueblo entero vibra con la emoción devota y profunda del Santo Día de la Crucifixión; todos los nativos ostentan el pecho lleno de escapularios, llevando en alto los estandartes de la Pasión y el desfile imponente de los Cristos ennegrecidos por los años. Mientras en el atrio de la Parroquia se deshojan las azaleas con la flor de coyol, cuando va saliendo la Procesión con las velas recamadas y las espirales aromosas del incienso y el copal. Y a la sombra aromosa de las cúshtan en sazón, pasa el amortajado Nazareno, lívido, ensangrentado, en dolorosa Procesión, al son de las chirimías de barro y del pito de caña, las flautas indígenas que lloran todo el día sus cinco únicas notas. Las indias parecen con apretados masuchos de flores policromadas, pero en donde impera el color azul en los refajos (que es el luto de ellas). La población ladina va toda de negro y los hombres de todas las clases sociales, visten los clásicos hábitos negros con los cucuruchos, llevando también otros los hábitos morados y cucuruchos morados; a éstos les llaman judíos... Flamean los estandartes con las insignias de la Pasión; se yerguen en el fondo del cielo los Crucifijos y los candelabros labrados. Las Cofradías portan en alto sus insignias, y las indias, llenas de triste unción, llevan rosarios en el pecho y velas encendidas. Junto a la Urna Santa del Señor, haciendo valla, van las “tenances” y las “jarreras”, llevando vistosísimos ramos plateados y dorados” SIC Cuscatlán Típico, pág. 670.

A todas luces se está refiriendo a la procesión del Santo Entierro lógicamente en Viernes Santo, pero he aquí que el recordado Mario Másin Payés Ex Alcalde del Común informara que el "amortajado Nazareno" al que ella hace alusión es al Cristo de la Veracruz quien fuera sustituido tras el incendio aludido por el Prof. Calvo Pacheco, por el ahora Consagrado Señor del Descendimiento. Pero el caso es que, en la narración salvo el dato clarísimo del Atrio Parroquial, también coincide con la descripción de la Procesión de los Cristos. Y para terminar de fortalecer la polémica sumamos lo que algunos Mayordomos dicen recordar: que una vez pasado el incendio, al Cristo de la Veracruz lo pusieron en una Urna y de esa forma asistía a la Procesión de los Cristos, para evitar su ausencia. Con respecto a esto, Manuel de Jesús Pasasin, afirmaba que lo que realmente presenció la escritora fue la Procesión de los Cristos porque la Comunidad Indígena celebraba "El Santo Entierro", en Jueves Santo y no Viernes. Pero si leemos detenidamente, María de Baratta es muy clara en decir "Santo Día de la Crucifixión" y esto no puede ser otro más que Viernes Santo. En esto lo único que se nos ocurre pensar -aunque con poca base científica-, es que los cristos de cofradía asistían también al Santo Entierro de Cristo indistintamente de su participación el Jueves Santo con Jesús Nazareno. Pero he aquí que también, ninguno de nuestros informantes dijo tener ese conocimiento rechazan esta posibilidad. Preguntamos entonces: ¿Qué vio Doña María de Baratta?

Sin duda alguna, este es un tema en sumo apasionante debido a la confusión de ideas e insistimos, a la nula documentación que se tiene. Por otra parte, viene al asunto del porqué de los cristos en la procesión; esto lo explica Velásquez así: “Porque en ellos los izalqueños –aunque los modernos en forma inconsciente o sin saberlo- rinden culto a la Cruz Foliar Maya” Sic. Muy por el contrario, Alejandro Leme aseguraba: “Los cristos van a la procesión porque así lo determinó el Alcalde del Común en los tiempos del hallazgo del Altar dentro de las cajas –refiriéndose al supuesto origen de Jesús Nazareno, como cuenta la tradición oral-; lo hizo así para fomentar la participación de las cofradías en la Semana Santa de ese tiempo”. Y agregaba: “El número de cristos no significa nada, desde ese tiempo los Mayordomos decidían si llevaban o no a su cristo a la procesión; nunca ha habido una cifra exacta”. Sic
En definitiva, las ideas discrepan, porque en todas ellas no hay evidencia concreta y especialmente, porque los protagonistas mismos desde los tiempos de la extinta cofradía de Jesús Nazareno no dan ningún significado especial a los cristos; otros son muy sinceros al decir que “no saben”, o que sus abuelos nunca les dijeron su significado. Sí coinciden todos nuestros entrevistados en que, en tiempos de la cofradía, la procesión se realizaba en tres etapas: la primera consistía en salir de la mayordomía sólo con Jesús y llevarlo al Atrio del Templo Parroquial de Nuestra Señora de los Dolores en una “pasada”; salían a las 5 p. m. procurando arribar al lugar a las 5:45 p. m.

El cortejo terminaba en el mismo lugar a las 9:45 p. m. y los cristos era llevados de regreso a la sede de su cofradía respectiva. Iniciaba a las 10 p. m. la tercera parte de la jornada y consistía en regresar en “Pasada” a Jesús Nazareno a su mayordomía, ya sin la banda musical. El Prof. Calvo Pacheco, narraba: “Hacían acto de presencia las más altas Autoridades Religiosas Indígenas como: Los Señores Alcaldes del Común y su numerosa comitiva…se caminaba casi en tinieblas únicamente alumbrados por las déviles y amarillentas luces de candelas que portaban los indígenas feligreses”. Sic
Y proporcionaba en un escrito de 1992, el Recorrido Procesional de aquellos tiempos: “A las seis de la tarde en punto del atrio de La Iglesia de Dolores se iniciaba “La Procesión de Los Cristos”, tomando el rumbo Poniente sobre la Calle del Cementerio llegando hasta la esquina de la familia Arucha. Cruzaban al lado sur sobre la actual Tercera Avenida Norte prolongándose hasta la esquina del antíguo Gimnacio, ahora es la Escuela Pedro F. Cantor. Seguidamente doblaban al Oriente sobre la Calle La Unión pasando por la Alcaldía Municipal, Parque Zaldaña, Iglesia Asunción, llegando a la esquina de la casa de Don Quirino Méndez. Cruzaban al Norte sobre la actual Segunda Avenida Norte, pasando por el Casino, hasta llegar a la esquina de la Señora Josefina Carías, ahora Farmacia Santa Isabel. Nuevamente cruzaban a lado Poniente sobre la actual Novena Calle Poniente, pasando por La Agencia Izalqueña de Don Salvador Castro, finalizando La Procesión de Los Cristos nuevamente en el atrio de La Iglesia de Dolores, a las diez de la noche de ese mismo día; la Banda Municipal y La Orquesta de Coro ganaban veinte colones”. Sic

Entendemos entonces, que los cristos e insignias eran llevados al mismo Atrio, desde la sede de su respectiva cofradía; una vez reunidos y llegado Jesús Nazareno, iniciaba a las 6 p. m. la segunda etapa, es decir, la Procesión de los Cristos propiamente dicha, ya iba acompañada con la banda musical y el coro de orquesta. ¿Sería esto lo que presenció María de Baratta? Concluimos aseverando que la Procesión de los Cristos, es toda una riqueza heredada del pasado, por eso es presenciada por nacionales y extranjeros; es objeto de coberturas televisivas y periodísticas locales e internacionales, es pues el Jueves Santo de los izalqueños por lo que debemos sentimos muy orgullosos y comprometidos en mantenerla viva.

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