Cofradía de Nuestro Amo Santísimo
Datos de Interés.
Ubicación: Barrio Santa Cruz. |
Mayordomo: José Cristino Ama Shente. |
Datación: Siglo XVII. |
Imágenes Anexas: San Pedro Apóstol. |
Fiesta: Del Corpus Christi, Movible Según Calendario Litúrgico. |

El Común de Izalco posee desde tiempos inmemoriales, una Mesa Altar dedicada al culto y veneración del Santísimo Sacramento, conocida popularmente como "La Cofradía de Nuestro Amo". Con sede desde sus inicios en el barrio Santa Cruz y bajo la mayordomía de la familia Ama, la fiesta a Nuestro Amo se celebraba de forma similar al resto de cofradías izalqueñas. En su inventario, se suma la Imagen de San Pedro Apóstol desde hace mucho tiempo. En la base de la antigua Custodia, se lee textualmente inscrita la frase: "Mayo mo obpo. Shaste Año de 1845", lo cual es una prueba irrefutable de su datación. José Cristino Ama, Mayordomo de Nuestro Amo Santísimo, narra que hacia 1890, era Patricio Shupan el encargado de esta Mesa Altar y que, al morir en 1917, ésta pasó a manos de su abuelo Feliciano Ama. Tras sucedidos los acontecimientos de 1932, la Mesa Altar fue saqueada por las autoridades locales y al morir Feliciano, Josefa Shúpan su viuda esposa, junto a Petrona Paula Ama, -hija de ellos y madre de José Cristino-, quedaron encargadas de celebrar la fiesta.
Narra que a mediados de los años sesenta del siglo pasado, el Jueves de Corpus era muy alegre en esta Mesa Altar y que 10 días antes de llegada la fiesta, se comenzaban a hacer los preparativos. La tradición señala que la cofradía utilizaba una manera muy peculiar de enviar los atributos a los devotos: había unas insignias de madera, en las que se colocaba en una tarjeta, la contribución que se pedía; llevada la ofrenda, estas insignias eran devueltas a la cofradía. Nuestro Amo, asiste a su Misa oficial el Jueves de Corpus a la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores; en otros tiempos, acompañaba a la Procesión Oficial con la Custodia Parroquial, para luego retornar a su cofradía. Actualmente, tras la Homilía, retorna a su Mesa Altar. En horas de la tarde, se realiza un rezo en su honor. Por la noche el Altar de Veneración es visitado como parte del recorrido procesional del Templo Parroquial de Nuestra Señora de los Dolores.
En cuanto a San Pedro Apóstol refiere José Ama que, desde hace mucho tiempo ha pertenecido a esta Mesa Altar y que, llegada la fecha de su fiesta el 29 de junio, también fue objeto de mucha veneración por el pueblo. Cuenta que incluso y a pesar de no ser una Imagen titular, para la fiesta de San Pedro era necesario salir a demandar limosnas para reunir fondos para la fiesta ya que era visitada por muchos devotos. Esta Demanda se realizaba llevando la insignia de madera de Nuestro Amo, portada en manos del recordado Martín Estrada por los calles del barrio. Agrega que un 10 de mayo de 1977, el párroco de Dolores, Pbro. Ricardo Cea, visitó la cofradía y que bendijo su nombramiento como Mayordomo de Nuestro Amo Santísimo. La fiesta dejó de celebrarse por aproximadamente 50 años, hasta su recuperación en 2010.
Esta fiesta siempre se ha caracterizado por la existencia de los místicos “micos de Corpus”. Los micos de Corpus son prendedores artesanales en forma de mono, un símbolo de unión y amistad, que se intercambian durante la celebración de Corpus Christi como una tradición que mezcla elementos religiosos y prehispánicos de protección, amor y buena fortuna. Esta tradición con raíces ancestrales se ha adaptado a lo largo del tiempo, utilizando diferentes materiales y simbolismos para fortalecer los lazos de comunidad y amistad. Los micos son prendedores de algún material con forma de mono, con un profundo significado para los izalqueños donde se mezclan tradiciones religiosas y culturales de pueblos originarios. Originalmente, se consideraban amuletos de protección, creyéndose que ofrecían un amparo contra la brujería durante la celebración de Corpus Christi. Con el tiempo, la tradición de intercambiar micos se convirtió en un símbolo de unión, amistad y compromiso con las cofradías, fortaleciendo los lazos entre las personas. La entrega del mico de Corpus marca un momento especial en la celebración, reforzando los lazos de amistad a través de un regalo que representa un compromiso. Así para los izalqueños de avanzada edad, recordar la frase “dame tu mico y tomá tu coyol” es de mucha nostalgia ya que para la fiesta se acostumbraba a cocinar semillas de coyol en miel y esto último de correspondía obsequiar a los hombre, dando en el momento un sentido picaresco. Más allá de su función como amuleto, los micos son un recordatorio del valor de la amistad y la comunidad, uniendo a las personas en la participación de las tradiciones. Las figuras de micos han cambiado a lo largo del tiempo, adaptándose a los materiales y las épocas, pero siempre manteniendo su esencia como símbolo de unión y afecto.
Imágenes








