Cofradía de las Comadres. Anexa a San Nicolás de Tolentino
Datos de Interés.
Ubicación: Barrio Santa Lucía. |
Mayordomo: Pedro Emilio Cea Aguilar. |
Datación: Siglo XVII. |
Imágenes Anexas: Ninguna. |
Fiesta: Martes de Carnaval. |

En Izalco existe controversia en cuanto a la identificación de las Imágenes que, para este caso, abrazadas en su conjunto el pueblo las conoce como “Las Comadres”. Para el Común de Izalco, representan a Santa Isabel y Santa Apolonia, respectivamente. Para otros, intentando ser más consecuentes con las Escrituras, aseguran que ellas son Santa Isabel y Santa María, representadas al momento de la “Visitación”. No hay documentación formal que incline a su favor estas interpretaciones. Lo que el pueblo cuenta sin vacilar, es que cada Martes de Carnaval en horas de la tarde, la fiesta dedicada a Ellas era de mucha importancia. Relata Teresa Musto que cuando ella tenía entre 12-13 años, su padre contrató al tallador izalqueño Santiago Quilizapa para que esculpiera las Imágenes y que desde entonces se celebraron con mucho entusiasmo. Se hacía un baile muy peculiar exclusivamente entre mujeres quienes, al ritmo de la marimba de arco, escogían a su pareja y se reventaban cascarones llenos de viruta, lo que constituía un ritual muy serio, en el que se daba vida a una forma muy peculiar de compadrazgo.
El "Martes de Carnaval" dan inicio las actividades oficiales de Cuaresma. El término "Carnaval" -carnelevarium: quitar u omitir la carne-, se refiere a la fiesta popular que precede a la Cuaresma; durante ella -un período de 40 días-, los fieles tradicionalmente se abstenían de comer carne, algo que actualmente ya no se practica; debemos saber que la celebración de este día no es única de Izalco; en toda Latinoamérica se tiene registro de esta fiesta, aunque claro está con ciertas diferencias por cuestiones culturales. Antaño, llegada la fecha -movible según calendario lunar-, en Dolores Izalco la extinta Cofradía de "Las Comadres", realizaba su fiesta oficial. La celebración era protagonizada por mujeres "del Común", quienes para tal fin ya utilizaban los tradicionales cascarones de huevos de gallina, pintados con anilina de vivos colores en cuyo interior se ha depositado confite -viruta-. Esta tradición de usar los cascarones en Martes de Carnaval y Miércoles de Ceniza es muy común en América y, por ende, tampoco es exclusiva de Izalco.
El origen y razón de ser de estos cascarones no ha podido ser clarificado, debido a que no se han encontrado rastros significativos que los ubiquen en el tiempo y el espacio; podríamos referirnos a las fiestas y carnavales del mundo ibero-romano y pensar que de ahí fueron traídos a nuestras tierras por los europeos. También tenemos el dato certero que, en Lopera municipio de Jaén -España-, esta tradición es muy antigua; igualmente, es consecuente pensar que, tras el Contacto, haya llegado esta expresión cultural a América. Para el caso izalqueño, la fiesta fue desarrollada paralelamente por las otrora poblaciones racialmente opuestas, es decir, tanto ladinos como indígenas la han celebrado con sus propias características. Todavía a mediados del siglo XX, era realizada por adultos y no por niños. Cabe decir que no se limitaba a la Mesa Altar de "Las Comadres" en la zona ladina, pero bajo la jurisdicción de la Alcaldía del Común, sino que también en el Mercado Municipal y el Parque Francisco Menéndez se hacía con mucho entusiasmo. Estos cascarones, en algunos casos se rellenaban de talco, harina de pan o ceniza -ya que también se usaban al día siguiente: Miércoles de Ceniza- y, algunos atrevidos depositaban en ellos "pica pica" -polvo de la hoja de chichicaste- o incluso perfume hacia principios de los años setenta.
La idea básica de la fiesta es romper estos cascarones en la cabeza de los/as participantes, estableciéndose así, el compadrazgo que ha de ser válido para toda la vida. En este punto, radica la singularidad de la fiesta izalqueña con respecto al resto del continente, ya que no tenemos rastro que en otros partes dicho compadrazgo se realice por este medio. En Guatemala, por ejemplo, se revienta el cascarón y no tiene ninguna connotación especial. Esto es algo que lamentablemente sucede ya en nuestro suelo, pues los niños si bien es cierto, conocen la tradición, "no saben porque no se les explica" la idea de ésta. Muy común es oír a las izalqueñas más longevas decir: "adiós comadrita" y al preguntarles el porqué de ello, suelen contestar: "¡somos comadres de cascarón!". Esta es una fiesta que, por diversos motivos, muy lamentablemente dejó de efectuarse en su respectiva Mesa Altar por muchos años. Ante el problema de su desaparición, miembros de la Alcaldía del Común, tomaron a bien "prestar la tradicional Efigie", que se encontraba anexa a la Mesa Altar de San Nicolás de Tolentino, para que se reviviera la tradición.
Carlos Leiva Cea: "Como ladinos del ahora barrio de los Dolores, se suponía que dicha fiesta se contemplara en Izalco, a través de la
óptica de la iglesia, es decir como un ritual de preparación para la Cuaresma y Semana Santa, tiempo de austeridad y sobre todo de reconciliación,
en el que esperaba estar paz con la familia y vecinos, como tributo al cruento sacrificio del redentor. Sin embargo, aunque hace poco más de diez
años lo ignorábamos, otra fiesta “carnavalesca”, se había llevado a cabo durante siglos para esta fecha, la cual estaba a cargo de la mayordoma de
San Nicolás de Tolentino, a cuya cofradía están adosadas Las Comadres, desde tiempo inmemorial. Pero desde que la crisis económica terminó por
instalarse definitivamente en el ya deteriorado modus, vivendi del Común y los últimos viejos de gusto murieron, la fiesta quedó prácticamente
en el olvido, hasta que en los años noventa del siglo pasado, el entonces Patrono Pro-rescate de Valores Culturales, intentó restaurarla.
Decíamos que ambas celebraciones eran “carnavalescas” entre comillas, porque ninguna ni aun en el caso de la celebración ladina, ida con nuestra
niñez a finales de los sesenta, fueron más allá de su matiz pueblerino y su sentido contra reformista, al comparar con los carnavales de Rio, Cádiz,
Las Palmas, o, tan siquiera, los festivales de esta época en lugares de Galicia, como Verín, donde, hay una fiesta especial de las mujeres, llamada
precisamente, “de las Comadres”.
"En cuanto a la celebración del pueblo indígena de Izalco, empezaba el martes por la tarde con el rezo del rosario ante las imágenes de las Comadres,
una vez se reunía un buen número de mujeres – los hombres podían asistir, pero, hasta que la fiesta estaba en su auge. Una vez se acababa de rezar,
se repartía la primera chicha o el primer trago, dando inicio el danzar con el baile de “las comadres”, exclusivo de las mujeres, como su nombre lo
indica. Acorde a lo afirmado por Teresa Musto, mayordoma de la cofradía de San Nicolás de Tolentino, a la cual se encuentran adscritas las comadres,
y cofradía asentada en su casa desde tiempos de sus padres. Era la mayordoma quien se encargaba de iniciarlo. Para ello, debía realizar el ritual de
costumbre: tomando un cascarón relleno de viruta multicolor y medio danzando, tras localizar a su futura “comadre”, se acercaba a ella para
destriparlo -más que para reventarlo sobre la cabeza de esta, ante la algarabía de todos los asistentes.
Acto seguido, después de acercarse ambas ante las imágenes de las comadres para reverenciarlas y santiguarse, inauguraban el baile. Terminada la
primera pieza, la mayordoma de la cofradía volvía a su lugar frente al altar adornado con flores y candelas encendidas, mientras la mujer que había
elegido como su comadre, se encargaba de buscar la suya, luego que su comadre (mayordoma) le entregaba su cascarón. Estando todas las mujeres ya
emparejadas como comadres, bailaban todas las parejas de comadres, abrazadas en forma idéntica a como se enlazan las santas patronas de la fiesta,
al son de la segunda pieza musical, posiblemente “la hualcachía o alguna otra polea, siendo hasta que ya las mujeres habían bailado enteramente,
cuando podían dejar a su pareja femenina para buscar una masculina…"
"Si bien Teresa Musto y otras gentes sugerían hace más de diez años que las efigies representan “a las comadres de Santa Isabel y Santa Apolonia” y,
según Tito Velásquez “Santa Marta y Santa Apolonia”, para nosotros se trata de la representación de la visitación de la virgen a su prima santa
Isabel, tal como sugiere a primera vista, la imagen de las dos mujeres que abrazándose, en vez de guardar el intimismo de la escena, tantas veces
interpretada a través de las centurias, voltean a mirar a los espectadores".
"…Cuando el Martes de Carnaval, era fiesta de todos los cipotes del barrio de los Dolores, pese a que algunas veces llegamos a emplear el betún
de zapatos para embadurnar a los demás, la fiesta era siempre a base de cascarones del huevo pintado con colores de anilina, repletos de viruta
multicolor, llenados a veces por los más transgresores, no únicamente con ceniza o harina, sino hasta con orines. Pero como fueren, había que
sellarlos muy bien con una tira de papel también coloreado, devolviéndolos entonces a su forma original". Sic
Para enriquecer la interpretación sobre esta fiesta, el recordado Manuel Pasasin aseveraba: "El Martes de Carnaval en la comunidad indígena es una
gran celebración popular, y se basa en la historia de dos mujeres (Santa Apolonia y Santa Gertrudis), que, al reencontrarse, presenciaron como las
criaturas dentro de sus entrañas brincaron de felicidad por su acercamiento. Allí nace el comadrazgo entre ellas, y por eso deciden sellar ese
sentimiento de alegría obsequiándose mutuamente unas palomitas de castilla, lo cual las comprometió año con año a reencontrarse en ese mismo lugar
y entregarse mutuamente un presente. Eso es lo que ocurre en la comunidad indígena todos los martes de carnaval, festejamos los nuevos comadrazgos
que nacen, ya no entre mujeres, sino, entre nuestra comunidad y algunas personas que por méritos desinteresados nos parecen especiales. Es una gran
fiesta en donde nos deleitamos con música, bailes, comidas y bebidas; pero el fin principal de tan agradable convite, es la interpretación de
disfrutar de las cosas que al día siguiente ya no podremos gozar si no hasta después de cuarenta días”.
Y, agregamos el testimonio dado por Carmen Ramírez: "Antes, el Martes de Carnaval mandaban a las casas unas palomitas de dulce y así lo hacían
comadre a uno... las hacía la Niña María Rivas... yo tenía dos comadres que me enviaron el "presente" a mi casa... muchos creen que sólo los
cascarones eran la forma de hacer comadres, pero no es así".
Como podemos ver, la discrepancia en cuanto a la interpretación de quiénes realmente son las mujeres representadas en la efigie de Las Comadres
se mantiene, pero la filosofía del porqué de la celebración básicamente es muy coincidente. Mercedes Musto de grata recordación -última Mayordoma
por mucho tiempo de la extinta cofradía: “Actualmente la gente ha perdido la devoción, ya que cierto año algunas personas colocaron "pica pica"
dentro de los cascarones y al momento de empezar a reventárselos en la cabeza, como es la costumbre, se armó un gran alboroto por la picazón y
la fiesta prácticamente quedó suspendida... quedé totalmente decepcionada por la actitud de las personas que habían venido y por esa razón tomé
la decisión de no volver a celebrar la fiesta".
No se puede omitir el dato que esta fiesta posee su propia pieza musical titulada “Las Comadres”, creada y ejecutada magistralmente por el
recordado Felipe Antonio Musto -leer artículo especial dedicado a la música del Común de Izalco-. Actualmente la fiesta ha cobrado nuevos brillos
al pasar a manos de su actual joven Mayordomo. Aunque ya no se realice el baile tal cual debe ser, los cascarones forman parte esencial de la
celebración.
"Las Comadres". Ejecuta Antonio Musto, el último de los grandes marimbistas de arco de Izalco.
Imágenes








