Los Tronos de Izalco

Datos de Interés.

Ubicación: Izalco.
Datación: Siglo XX.
Fiesta: Navidad y Año Nuevo.

A pesar de que la tradición oral insiste en señalar que esta costumbre fue traída de España, en realidad no hay ningún indicio de ésta en la Madre Patria, aunque sí pueda ser que la edificación de estos muebles date del tiempo colonial. Para el caso, los vecinos sonsonatecos aseguran que la tradición de sus Tronos comenzó en 1538, pero desconocemos si tienen algún documento que respalde tal aseveración. Para los españoles, "Trono" son “Los Pasos”, para nosotros, Andas Procesionales, usadas en Semana Santa, con claras diferencias en su construcción. En otros tiempos, la cabecera departamental sonsonateca, erigía 4 Tronos en los barrios de Mejicanos, San Francisco, El Pilar y Veracruz; de éstos, solamente los últimos 2 todavía se construyen y para nuestros vecinos, su celebración sirve de presagio de las fiestas patronales dedicadas a La Candelaria. Salvo Sonsonate, no hemos encontrado otra población además de la nuestra, que cuente con esta tradición. Para el caso Izalqueño, el autor Adolfo Herrera Vega, hace un par de apuntes dignos de consideración con los que podemos darnos una idea de cómo era la realización de estas fiestas, a principios del siglo pasado.

Leamos: "Antaño se pasearon en hombros por las principales calles, pero desde 1913, en que fueron tendidos los cables conductores de electricidad, se construyeron inamovibles, cambio que propició una trayectoria progresiva". De esto deducimos que primitivamente, estos muebles eran procesionados con las Imágenes ya entronizadas en su parte superior, por lo que no se trataba de una celebración estática, sino que era en los puntos de su recorrido, donde los izalqueños podían apreciarlos. Todo ello, nos lleva a pensar que estos Tronos no eran de considerable altura y peso, para facilitar su traslado por las calles del pueblo. A este respecto, lastimosamente ninguno de nuestros longevos informantes, dicen recordar que sus tatas les contaran sobre esto y todos coinciden en que cuando niños, ya los Tronos tradicionales eran celebrados en los puntos que ahora conocemos; enfatizamos el término "tradicionales", ya que el número de ellos ha aumentado desde finales del siglo pasado, por lo que no todos los actuales son los que originalmente fueran erigidos. Actualmente, cada cofradía aporta sus propios elementos característicos durante sus fiestas y especialmente el día de entronizar a sus devociones. Así, sobresalen, por ejemplo "Los Viejos de diciembre" -devotos del Niño Dios de María de los Santos Inocentes-, quienes, disfrazados de distintos personajes, bailan durante el traslado de la Imagen a su Trono y también cuando ya está en éste.

Herrera Vega: "De enanos y frágiles armazones de varas de Chimáliut, forrados de papel pobremente, y peligrosamente iluminados con velas de sebo sentadas en mitades de cañutos de carrizo, se trocaron en majestuosas torres esmeradamente diseñadas por la mente popular". Y esto último efectivamente, es algo que todavía sucede pues el diseño que han de tener estos muebles no se toma de ninguna muestra, ya que es la imaginación de Mayordomos y colaboradores, la que da vida a esta efímera expresión artística cada año. No cabe dudas que, en aquellos tiempos el entusiasmo y fervor, prevalecían ante los obstáculos, como el de no contar con energía eléctrica para iluminarlos o bien, decorarlos tan finamente como en nuestros días. Con respecto a su número tradicional, José Felipe Pilía Chile narraba: "Los Tronos oficiales eran solamente tres: El de la Virgen de Concepción, el del Niño Dios de María de Dolores, y el del Niño Dios de María de Asunción. Después es que se fueron agregando otros. Se les llama Tronos, porque en ellos se pone a un Rey".

José Esteban Musto, Ex-Mayordomo del Niño Pepe: "Antes, en los tiempos en que mi papá Gonzalo Musto era el Mayordomo del Niño, existía también el Mayordomo del Trono. Este era el que se encargaba de la preparación y montaje del Trono; él buscaba a su gente para que le ayudara en el trabajo; esto era allá por los años 70s. Recuerdo que Rafael Ríos, Ricardo Calvo, Juan Ama, Macedonio Pinte, Nicolás Tutila y Felipe Sarmiento fueron también Mayordomos de este Trono. Ya en los últimos años, Don Ricardo Calvo, Roberto Madrid y Alfonso García, fueron de los últimos diseñadores que tuvo la Cofradía. Todos ellos, se caracterizaron por hacer portadas de Iglesias, campanarios y monumentos famosos. En estos tiempos, la Cofradía contaba con la ayuda de los carpinteros Alberto Ama, Julio Patiño, Manuel Barrientos, Juan Carías y Miguel Musto”. Cuenta que, en sus tiempos de Mayordomo, para construir el Trono del Niño Pepe se necesitaba un aproximado de 8 hombres quienes no cobraban por su trabajo; como agradecimiento la cofradía les ofrecía comida y licor para trabajaran "a gusto". Por tradición los trabajos iniciaban el 26 diciembre a partir de las tres de la tarde, hasta las nueve de la noche; esta rutina repetía hasta el día 5 de enero, cuando el Trono era Velado y quedar listo para su traslado a la esquina de "La Ceibita". Esto se hacía a las 5 o 6 de la mañana del día 6. Sobre la construcción, narra: "Primero, hay que hacer las bases donde se cimentará la estructura o esqueleto y esto dependerá del diseño que se vaya a hacer; luego, sigue el trabajo del forrado y por último la pintada del papel. Al mismo tiempo, se trabaja en toda la parte eléctrica, ya que la iluminación, es tan importante como la estructura. El esqueleto no debe pasar los 8 metros de alto, para no quitarle visibilidad al Niño Dios una vez se pone en su Trono".

En cuanto a los materiales: "Le voy a dar los datos de lo que por ejemplo, se usó en el Trono 2011: El Trono era de 3 piezas y se usaron: 6 docenas de costaneras, 5 docenas de regla, 2 docenas de tabla –toda la madera de conacaste, laurel y mango-, 200 pliegos de papel bond, 100 pliegos de cartoncillo, 2 galones de pintura de agua, media arroba de clavos de 4 pulgadas y de 2 pulgadas, 2 cajas de tachuelas, 1 arroba de almidón, 70 sockets, 70 focos de 40w, 100 metros de alambre #12 y #10, 1 caja térmica de 4 circuitos”.
En nuestros días, el primero en erigirse es el 8 y 9 de diciembre, dedicado a la Inmaculada Virgen de la Concepción de María; le siguen, el 25 y 26 de diciembre el del Niño Dios de María “de Dolores” –justo al frente del Atrio del Templo Parroquial de Nuestra Señora de los Dolores; luego el del “Niño Dios de María de los Santos Inocentes” en el barrio Santa Lucía, el 28 y 29 de diciembre. El 1 y 2 de enero, el Niño Dios de María “de Asunción” otra infante figura de Cristo de mucho arraigo en Izalco, se venera entronizado frente al Templo Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Por último, siguiendo el ciclo navideño toca el turno al día de Reyes, 6 de enero, cuando el Común de Izalco se hace presente con el singular Trono del “Niño Pepe” o “Niño Dios de las Tortugas”. En este último, es donde se puede apreciar el sincretismo religioso, en torno no sólo al Trono en sí mismo, sino que también, en cuanto a todo lo relacionado con la infante Imagen y su invaluable misticismo devocional del que es sujeta. Termina el ciclo de Tronos, el 19 de enero en el barrio de San Sebastián cuando el Santo mártir de su nombre, junto a San Fabián que lo acompaña el día 20, son entronizados.

Los Tronos antes de ser ensamblados en el sitio respectivo, se construyen y “se velan” en un lugar ya establecido en la sede de la cofradía. La velación consiste en una pequeña fiesta donde suele haber música de marimba, tamales, pan, café, chocolate y aguardiente. Izalco, ha tenido muchos expertos en el arte de construirlos. Ricardo Calvo, sobresale como uno de los artesanos más recordados por su habilidad mostrada, en la creación de estos muebles tradicionales.A tempranas horas del día en que será entronizada la Imagen en cuestión, el Trono se lleva por partes y los encargados se ocupan de armarlo, instalarle las luces y dejar todo listo el momento trascendental. Llegadas las 7 de la noche, partiendo de la casa de habitación del generoso donante, los Divinos Niños se pasean en su carroza-jardín por algunas calles del pueblo hasta llegar al sitio del Trono. Lucen “vestido” nuevo y en medio de candelas amarradas entre ramitas frescas de algún arbusto, cantos y música, se encaminan en alegre procesión. Muchos izalqueños optan por llegar anticipadamente al lugar y esperan la llegada del Rey.

Llegados al lugar, proceden a colocarlo en su Trono ante la algarabía de los lugareños; se quema cantidades considerables de pólvora y aparece el tradicional “torito pinto”. Todavía hacia finales de los años ochenta del siglo pasado, hacía acto de presencia la marimba de arco, que llevaba serenata al Niño Dios. En los alrededores del Trono, las señoras “poncheras” han colocado sus puestos: una mesita de madera, cubierta de plástico muestra boca abajo, los vasos de vidrio y de distinto tamaño, donde los lugareños han de beber su respectiva porción de “ponche” de leche con huevo, al que la mayoría pide se le agregue, el reglamentario “piquete”: gotas de aguardiente para darle un toque especial a su sabor o bien, un poquito de canela en polvo. El ponche, es acompañado de los tradicionales nuégados, muy propios de Izalco. Constituye toda una estampa folclórica orgullosamente izalqueña, ver a las ancianitas de este pueblo sin igual quienes, entre sus manos, giran un palillo de “palo colorado”, que han colocado dentro de la olla de barro, con el que la singular bebida es batida para evitar se “corte el huevo”, su segundo componente principal. "Quien no haya sido parte de esta escena tradicional, no puede llamarse izalqueño", aseguran muchos. Felizmente, podemos decir las fiestas navidades izalqueñas junto a lo que hemos cubierto en este escrito, apenas constituye una pequeña parte, del gran legado cultural que Izalco aporta al país entero.

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