El Baile de la Sebastiana
Datos de Interés.
Ubicación: Izalco. | Datación: Siglo XIX. |
Fiesta: Navidad. |

Para nuestro pueblo, los bailes son una combinación de danza y canto. En las fiestas de cofradía, “La Sebastiana” más que considerada una Danza “formal”, se trata de un baile. Esta actividad alegraba el ambiente debido a su carácter jocoso, ya que el personaje principal, “La Sebastiana”, era un hombre disfrazado de mujer de forma bastante graciosa. Manuel de Jesús Pasasin contaba que la tradición oral dice que, en tiempos de la Colonia, una mujer española de nombre “Sebastiana”, asistió a presenciar una fiesta de cofradía para los días de navidad; al ver cómo bailaban los asistentes, ella se emocionó tanto que le dieron grandes deseos de bailar; el problema era que no pertenecía al Común y para lograr satisfacer su deseo, se vistió de india.
Sebastiana, era una mujer muy alta y elegante; le prestaron un refajo y un huipil y se vistió con ellos; volvió al lugar del baile y al son de la mandolina, la sacó a bailar un indito bastante “negrito”. Aconteció que bailó con ella y al final se dieron cuenta del engaño, pero no fue tomado a mal, sino que sirvió de chiste en aquel momento. Al año siguiente se ideó recordar el suceso, hasta nuestros días. En su mayor auge, el baile lo conformaba un grupo de izalqueños en horas nocturnas, asistían a las fiestas de cofradía en tiempos navideños; también asistían a lugares particulares donde se les solicitaba. ¡También era costumbre que acompañara al Tabal o ¡Jéu! El día 24 de diciembre camino al “Rezado” del Niño Dios de Belén. El encargado del grupo llevaba un farol en forma de estrella; el resto, que se encargaba de los coros, llevaba garruchas adornadas con tiras de papel de muchos colores, que sustituían al maíz usado en las “reglamentarias” para el Tabal. La música se acompañaba de zambumbas, las clásicas quijadas de burro, dulzainas y guitarras. Al llegar al sitio del baile, iniciaba el organizador, gritando:
ORGANIZADOR
Fuego al cohete
¡¡Y más tamales!!
El que era visitado, respondía:
Adentro con los faroles
¡El Niño Dios, los tiene cabales!
Seguidamente se tocaba la pieza principal, ejecutada por varias dulzainas y alguien cantaba:
Que se rompa la guitarrilla
Que se acabe de quebrar
Compraremos otra nueva
En la plaza de San Sebastián.
Luego el coro, cantaba:
Salga Bartolo, salga a bailar,
Salga Bartolo, salga a bailar,
Saque a su negra para bailar
Saque a su negra para bailar
Aparece Bartolo, elegante con una toalla que le baja por la espalda. Cuando ha bailado por un instante, el coro dice:
Este negrito sabe bailar
Este negrito sabe bailar
Busca a su negra para bailar
A estas alturas, la Sebastiana ha estado escondida; aparece, y Bartolo la saca a bailar. El hombre vestido de mujer luce con traje de india,
cubierta la cabeza y parte de la cara con un chal. Cantan:
Sebastiana sabe bailar
Sebastiana sabe bailar,
Busca a su negro para bailar
Busca a su negro para bailar
Este negrito sabe bailar
Este negrito sabe bailar
Busca a su negra para bailar
Busca a su negra para bailar
En este momento, la pareja baila sin descansar; luego sigue el coro:
¡Hay que se abracen!
¡Hay que se besen!
Sebastiana sabe bailar!
Busca a su negro para bailar
Este negrito sabe bailar
Busca a su negra para bailar
Acá hay que recordar, que la figura jocosa del hombre vestido de mujer es lo que da la gracia al baile, más aún, cuando el público pide que se besen ambos personajes y La Sebastiana, con gestos femeninos hace como darle pena ante el acoso de Bartolo, quien “se anima” a darle el beso. Cuando por fin La Sebastiana accede a lo que el público le pide, abraza al negro, terminando el baile. A continuación, se hacía la repartición de tamales con café o chocolate.
"La Sebatiana".
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