Cofradía de San Diego de Alcalá

Datos de Interés.

Ubicación: Barrio Cruz Galana.
Mayordomo: Tito Reyes Cuadra.
Datación: Siglo XX.
Imágenes Anexas: Ninguna.
Fiesta: 11 y 12 de noviembre.

Esta Mesa Altar, aunque originariamente no pertenece al pueblo debido a que se trata de un patrimonio particular es una de las que nunca han abandonado el histórico barrio de la Cruz Galana. Su Mesa Altar, está compuesta únicamente de la efigie titular de San Diego de Alcalá y su respectiva insignia. Durante el año, San Diego se resguarda en su camarín de madera bastante antiguo con el que fue adquirido al momento de su compra. Las andarillas en las que se procesiona el día de su fiesta, son de más reciente manufactura. Su Ex Mayordoma, Luisa Antonia Cuadra cuenta que, a San Diego estaban anexas las imágenes de Santa Teresa de Jesús y San Miguel Arcángel, ambas de pequeña estatura pero que desconoce en qué momento desaparecieron de la Mesa Altar.

Recuerda que su madre Rosenda Pásin, recibió de su suegra la efigie de San Diego como un regalo pero que, en esos tiempos Rosenda y su esposo Federico Cuadra, nunca celebraron la fiesta. Al fallecer su esposo, se comenzó a celebrado. Tras la muerte de su madre, ella había sido su única Mayordoma; por su edad avanzada la fiesta poco a poco ha ido disminuyendo y su hijo Ex Alcalde del Común “Tito Pasin”, ha quedado de encargado de su rezo. Contaba que antes, el 11 de noviembre desde las 6 de la mañana ya la marimba de arco hacía acto de presencia y que la fiesta era muy concurrida, debido a que se mandaban muchos atributos cuyo cumplimiento era muy eficaz y que la insignia salía a demandar limosnas por todo el barrio. “Traían a la fiesta, palancas de gallinas, cerdos bien adornados con los que se hacía los tamales”. A esas ofrendas aclara, se les llamaba reliquias. El 12 de noviembre San Diego asistía a su Misa Oficial a las 6 de la mañana en el Templo Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, en una procesión muy alegre.

En la fiesta como en el resto de las del pueblo, se daba café, chocolate, pan de bollo, tamales y la infaltable chicha. Narra Doña Luisa que ella misma, con huacal de morro en mano, en otros tiempos invitaba a los presentes a disfrutar de “la huacalada”, para luego sacar a bailar al son de la marimba de arco, a todo aquél que aceptara su invitación. Asegura que San Diego, tenía un resplandor de plata muy hermoso, pero que cuando ella recibió la Mesa Altar, ya no lo tenía. Fue en los años ochenta del siglo pasado, cuando una devota que venía a visitar al Santo desde Nahuizalco, en agradecimiento por un favor recibido, decidió regarle un sombrero, el cual usa desde ese entonces. Sobre los dones de San Diego, su Ex Mayordoma asegura que es Abogado contra las miserias económicas, debido a que es muy menesteroso con las necesidades de los pobres y ante cualquier otro tipo de necesidades; cuenta que ella misma ha recibido milagros de este tipo.

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